Thuram y la crisis del capitalismo en Europa: “Los políticos ya no mandan, sino los bancos, las empresas”
Con nueve años, Lilian Thuram
(Guadalupe, 1972) viajó a París soñando con ser futbolista. Casi todo se
hizo realidad. Jugó en Francia, Italia y en el Barça de Ronaldinho, fue
campeón mundial (1998) y europeo (2000) con la selección gala y es el bleu más
veces internacional: 142. Ya retirado, aquel lateral derecho de físico
portentoso apoyó en política a la socialista Ségolène Royal y ha escrito
“Mis estrellas negras” (editorial Now Books), un canto contra el racismo.
Pregunta. ¿Por qué ese libro?
Respuesta. La mayoría
de la gente, cuando habla de la población negra, piensa en la
esclavitud. Así es normal que luego tengan una imagen muy negativa de
las personas negras. Es inconsciente. El racismo es, ante todo, una
manera de pensar condicionada por la historia. Es como decir que los
hombres son superiores a las mujeres. El sexismo es igual que el
racismo. Una jerarquía según el color de la piel o el género. Mi
libro intenta hacer entender esa historia, que la gente cambie su imagen
de las personas negras. Para los niños lo más importante es soñar,
pensar que lo puedes conseguir todo. Pero cuando eres negro, como me
pasó a mí, la sociedad no te deja soñar con todo. Lo más importante para
un niño es tener autoestima, respetarse a sí mismo. Eso es algo que se
construye. Imagínese a usted de niño en clase. Todos a su alrededor son
negros, todos, también en la sociedad. ¿Cómo se sentiría? La gente no lo
piensa porque para ellos es normal. Los niños crecen con prejuicios
negativos contra los negros, porque es una cosa inconsciente. Lo que
quiero decir es que todos tenemos estrellas de colores diferentes.
Podemos cambiar nuestra manera de ver el mundo.
P. ¿De niño sintió ese racismo?
R. Yo nací en
Guadalupe. La mayoría tienen el color de mi piel. Llegué a Francia a los
nueve años, a París. Siempre digo que a esa edad me convertí en negro,
porque uno se hace negro debido a la mirada del otro. Soy negro porque
el otro me ve así. De pequeño veía unos dibujos animados en que salían
dos vacas, una blanca muy inteligente y una negra muy estúpida. ¿Por qué
la negra es estúpida? En el colegio me llamaban como la vaca negra. Yo
no lo entendía, estaba muy triste. Le pregunté a mi madre por qué el
color de la piel negra era una imagen tan negativa. Me dijo que las
cosas eran así y la gente no cambiaba. No fue una respuesta buena. El
racismo es cultural, es una concepción política y económica. Pero las
razas no existen. Solo hay una raza humana. Durante siglos, incluso en
la escuela, se enseñó que la raza blanca es la superior, y no hace tanto
de eso. El racismo tiene una historia muy cercana a nuestro tiempo:
años 60 en América, 90 en Sudáfrica… Racismo y nazismo están unidos: el
blanco es superior, y dentro del blanco, el ario.
P. Usted que ha jugado en Francia, Italia y España, ¿ha sentido racismo en el fútbol?
R. Sí. En Italia
cuando un jugador negro tocaba la pelota simulaban el sonido del simio.
Decían que el negro es el eslabón perdido entre el mono y el hombre.
Pero ese no es el racismo más peligroso, porque es un racismo que se
puede ver. El más peligroso es la gente que es racista de manera
inconsciente. Cuando vas a por un trabajo, y te dicen que no por pensar
mal de ti.
P. ¿En España también lo vio?
R. Recuerdo lo que le
pasó a Samuel Eto’o en Zaragoza. Racismo hay en todos los sitios. En
Guadalupe la gente se mira también según el color de la piel, dicen que
los más claros son mejores. Es una filosofía impuesta cuando Europa
dominaba el mundo. Es el modo en que se cuenta la historia. Cuando voy
al colegio le pregunto a los niños quién es Cristóbal Colón. “El hombre
que descubrió América”, dicen. Yo abro la puerta y digo que he
descubierto la clase. Y me dicen que no, que ellos ya estaban allí. Pues
antes que Colón ya estaban los amerindios. A ellos no se les cuenta
como personas.
P. ¿Qué puede hacer el fútbol?
R. El fútbol ya ayuda
mucho. Dentro de un equipo hay personas de países diferentes, una gran
diversidad. Si te gusta ese equipo, eso ayuda a abrir tu mente. El color
no es una cultura. Puede haber un negro catalán. En Italia a Balotelli
le gritan que un negro no puede ser italiano. ¡Es increíble! Piensan que
el color de la piel marca tu cultura. No por ser negro tienes una
cultura especial.
P. ¿Y en un vestuario?
R. Ahí es muy difícil,
porque el racismo, el prejuicio, desaparece al conocer a la gente.
Cuando yo estaba dentro de un vestuario, no veían a un negro, sino a
Lilian, a la persona.
P. ¿Dónde ha disfrutado más con el fútbol?
R. Siempre. Nunca he
olvidado el niño que era cuando soñaba con jugar al fútbol. Muchos lo
olvidan cuando llegan a profesionales. Yo nunca. Cuando miraba mi
apellido en la camiseta, era siempre un sueño.Cuando llegué al Barça, a
los 34 años, que para mí era increíble porque era viejo, y vi cómo
jugaban, me pregunté: “¿Yo qué cosa hacía antes?”. Me pareció el
verdadero juego del fútbol. Ahora puedo decir que me he sentido un
verdadero jugador por haber estado en el Barcelona. Fue un pecado no
haber llegado más joven, porque con 34 años estaba muy condicionado
después de 10 temporadas en Italia. Sobre todo para un defensa, era muy
difícil cambiar a esa edad.
P. ¿Cómo era la Francia de 1998 y 2000?
R. Era una selección
con futbolistas que jugaban muchos en Italia, muy fuertes tácticamente, y
así es más fácil ganar. Teníamos a un genio como Zidane, pero fue clave
tener a Deschamps… España es hoy más fuerte que nosotros entonces.
P. Era una Francia multicultural…
R. ¿Y España? También
lo es. Era una Francia multicolor, no multicultural. Volvemos a
confundir el color de la piel con la cultura. Yo soy francés, y tengo mi
cultura, pero no es diferente por ser negro. Xavi, Iniesta y Puyol
pueden tener una cultura diferente aunque sean blancos.
P. ¿Cómo explica los últimos problemas internos en Francia?
R. Para jugar al
fútbol y para ganar necesitas jugadores con buena cabeza. Cuando llegué
al Barcelona me gustó mucho que en el vestuario encontré a personas
equilibradas, normales: Puyol, Valdés, Iniesta… No piensan que son el
centro del mundo por ser futbolistas. Los franceses olvidaron la
humildad. Humildad para entender que cuando juegas para la selección,
representas algo más importante que tu persona. Para ser un gran equipo
debes estar a disposición del compañero. Y era al revés. Francia tenía
jugadores que veían el fútbol de una mala manera.
P. ¿Qué le parece que Benzema no cante La Marsellesa?
R. Hay polémica porque
se trata de Benzema. Si fuera otro, no pasaría nada. Los jugadores
deben saber que los políticos se preocupan del fútbol porque es el
deporte más popular. Benzema es adulto y si no quiere cantar el himno,
no pasa nada. En España no hay ese problema porque no hay letra.
P. ¿Qué piensa de la situación política y social en Europa?
R. Que los políticos
ya no mandan, sino los organismos económicos. Los bancos, las empresas…
tienen más poder que los políticos. Los gobiernos han dejado de tomar
decisiones, no pueden, porque sobre ellos hay un poder mayor, el dinero.
Vivimos en un mundo al revés.
Fuente: Extracto de entrevista realizada por diario elpais.com
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